“Sea cual sea su valor, su talento y su utilidad, el hombre solo está condenado por la sociedad de los hombres a perecer, pues, siendo débiles, mediocres y cobardes por naturaleza, éstos sólo pueden vivir en rebaños donde todo se intercambia sórdidamente y donde nada se da gratuitamente.
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Lo que en el mundo parece ventajoso no lo es ante Dios. Así, el hombre solo es amado y salvado por Dios en tanto que es despreciado y rechazado por el mundo, mientras que los rebaños de seguros y hábiles se van contentos de su éxito a los mataderos de la muerte.”
vers. 52 y 52′ libro XVII – El Tiempo, El Mensaje Reencontrado.
” Joven hombre desnudo sentado al borde del mar” (1836) de Hippolyte Flandrin, francés, (1805-1864).
